La reflexiva "El piso del viento", de estreno en el Festival de Cine de Cosquín
Rodado en 2017, el filme cobra nuevos sentidos en el actual contexto de pandemia. "La película se encuentra totalmente transformada para nosotros, y suponemos que también lo estará para los espectadores", detallaron los cineastas.
"El piso del viento", la cinta dirigida por Gloria Peirano y Gustavo Fontán que a través de distintas reflexiones de personas que visitan una casa remodelada explora para el cineasta un "presente que se vuelve siempre complejo, habitado por lo vivido y lanzado hacia adelante por el ansia", tendrá su estreno mundial este domingo en la jornada de cierre del 10mo. Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín.
"Cada invitado e invitada tuvo la enorme generosidad de volver disponible su generosidad, lo movilizado en cada uno de ellos tenía que ver con el pasado y con el futuro, la memoria y los planes, y cada persona deja una inscripción en el espacio vacío, aunque se vaya", agregó en diálogo con Télam la escritora Peirano, quien ya había trabajado como guionista en otros proyectos de su pareja.
Además, Fontán, realizador de "El estanque" (2017) y "La deuda" (2019), explicó que el filme cobra nuevos sentidos en el actual contexto de pandemia, aunque fue rodado en 2017, "cuando esta realidad estaba fuera de la posibilidad de ser pensada, aunque ya estaba demasiado cerca, por el daño sistemático que causó nuestra especie en la biosfera".
"Ahora la película se encuentra totalmente transformada para nosotros, y suponemos que también lo estará para los espectadores, pero aunque ese efecto no fue buscado, existe y lo recuperamos como tal", dijo.
Los 70 minutos que componen "El piso del viento" comienzan con una casa vacía e íntegramente pintada de blanco ubicada en algún rincón de Buenos Aires, dispuesta para ser habitada, en la que ingresan una tras otra distintas personas que recorren el espacio mientras dialogan con una narradora que los observa detrás de la lente y los invita a hablar sobre el vínculo con sus propias viviendas y las sensaciones que los rodean en ese momento.
Recuerdos de una juventud en Formosa, otros sobre una infancia en Córdoba, una mujer que revive una triste pero apasionante anécdota durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país, la convivencia con los otros y hasta cálculos sobre la luz natural y opiniones sobre dónde colocar plantas y muebles en los ambientes se alternan con una fluidez sostenida por un preciso trabajo de sonido y una cámara casi voyeurista y sensible que acompaña toda la película.
Así, en esa tábula rasa aparentemente fría pero flexible y en un ejercicio artístico que remite por momentos a la honestidad de una sesión de diván, se despliega una serie de pensamientos que hablan del pasado, la nostalgia, la noción de refugio y las inquietudes y expectativas del futuro desde un lugar íntimo y que refleja las experiencias de las invitadas y los invitados en su paso por el lugar.